martes, 30 de diciembre de 2008

feliz año nuevo


Basta de cháchara
san se acabó
ponga punto aparte a todo
termine todas sus cartas de amor
pague sus facturas a tiempo
apague el televisor
¡prenda su cerebro!
no baje, suba
no retroceda, avance
no llore, ríase
no espere, busque
complete todos sus formularios
llene todos sus vacíos con goma espuma
tire todas sus excusas
y libérese de usted
opérese frente al espejo
y cuando termine rómpalo
y tenga siete años
de no dependencia visual de usted mismo
cómprese
un espejo que refleje el interior
(¿no lo consigue? ¡invéntelo!)
no extrañe
entierre su melancolía
plante semillas hoy
plántese usted
y florezca mañana.

lunes, 29 de diciembre de 2008

te quise viento




No, no vuelvas!
te quise viento, sol, estrellas
tierra
no, tierra, no
te quise mar, océano, profundidades
te quise instinto, pureza, yo sin superyo
sin moralidad para con afuera
te quise libre, nube, sueño, incertidumbre
a veces rabia, llanto, espasmo, risa
no te quise mío
no, nunca jamás
no te quise con nombre ni apellido
te quise un lugar
a donde llegar a veces
a donde volver
te quise pájaro
te quise bosque
donde quise ser raíz, semilla, hoja
te quise cosmos, universo, planeta
quise ser astronauta y encontrarte de vez en cuando
en alguno de mis viajes
te quise contando estrellas, dibujando corderos
no te quiero hombre
no te quiero carne
te quise poema, te quise aire.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

amapolas



Ando pensando en musarañas que te coman las espinas. Tenes tu orgullo colgado en el astillero, reluce brillante, poco verso, mucha sangre. Yo, por mi parte, renuevo la moratoria de mi amor a un plazo de años luz.


Reminiscencia auto provocada, dialéctica con agujas. Surfilar la piel. ¿No te diste cuenta todavía? Estoy buscando la punta del ovillo.


Amapolas en julio. Amapolas y musarañas.

Llena la cara de opacos surcos restos de espacios imaginarios que quedan, huella allí en medio, entre los ojos y la nariz, entre los labios y las mejillas, entre las cejas y el pelo. Yo las veo, nadie las ve. Camino lentamente con las yemas de los dedos bosques azules.


lunes, 22 de diciembre de 2008

Discépolo


No quería ni salir ni llegar. Estar. Miles de valijas vacías, cadáveres de valijas de otros tiempos que ahora vacía en la pileta y lava cosa-por-cosa. Suicidios en masa los domingos, nacimientos en masa en junio de amores cosechas de primavera. ¿Importará más el día que finalmente naciste o el día en que te engendraron? Si pregunto seguro no lo saben y ya no lo podré saber. El día en que floreció algo o el día en que plantaste una semilla. Acaso el primero es sólo la consecuencia retardada en el tiempo, tarda en caer la gota de agua hasta tu lengua. Tenía una puntada en medio del pecho casi se lo digo pero me mordí la lengua para no rebalsar tanto el vaso. Y después de todos modos se fue yendo, se fue escurriendo en nuevas letras como refugios que busqué y acampe un rato en sus paisajes imaginarios. La mesita de luz llena de medicamentos en la casa de mi abuela, cajón repleto de cajitas con diversas pastillas para dolores y afecciones de todo tipo. ¿Alguna para el alma? Tengo algo que me pesa en la espalda desde que tengo memoria y que va pesando siempre más, las lucecitas navideñas, las cartas, las despedidas y lo recuerdo, me pesa de nuevo ese bulto-melancolía, una nostalgia heredada de la humana costumbre de extrañar, Discépolo que te canta las tristezas al oído los mediodías, que música más triste pensaba yo cuando dormía en el sillón del comedor de los abuelos y en el cuarto de ellos la radio pasaba tangos, yo miraba la vela encendida (porque yo no quería dormir a oscuras) y iba engendrando eso de la espalda de a poco sin saberlo.